lunes, 30 de noviembre de 2009

Semana 4 - Parroquia Nuestra Señora de Loreto ***

Esta semana comenzó con una colitis del carajo... Parece que no he podido manejar bien el tema de la ansiedad por los cambios recientes que he tenido en mi vida y mi pobre estómago ha sufrido las consecuencias. Ya hoy me siento mucho mejor, gracias a Dios :)

Visité al ginecólogo el viernes y los resultados de mis examenes de hormonas no son tan alentadores como me hubiera gustado. Sé que debo mantenerme positiva y tener fe, pero a veces me cuesta mucho y tengo que recordármelo. No obstante, estoy muy feliz porque he recibido muchos correos de apoyo de familiares y amigos, que me han enviado miles de bendiciones y buenas vibras en este proceso. Me han hecho sentir tan apreciada y tan querida que no tengo palabras para expresarlo.

Una amiga me escribió una frase muy linda que dice: "Para alcanzar algo que nunca has tenido, tendrás que hacer algo que nunca hiciste". Una cosa muy positiva que ha salido de este proceso de mi búsqueda de bebé, es que me ha acercado más a Dios. Estoy yendo a misa y poniendo mucha atención a las lecturas y a los mensajes que Dios me está mandando. Estoy rezando todos los días, haciendo novenas que me regala la gente: la del Espíritu Santo que me encanta y me sé de memoria, la de Santa Marta que me envió una tía, la de San Rafael que es mi ángel de la guarda, la del Divino Niño Jesús, que me regaló una amiga y ahora voy a comenzar la del Sagrado Corazón. Son muy lindas y hacen que uno se tome unos minutos para hablar con Dios y darle gracias por todas las bendiciones que nos manda diariamente.

Una persona cercana a mí me dijo que no entendía por qué yo estaba triste por esto de querer tener un bebé, si tenía ya tantas cosas lindas en mi vida, por lo que más bien debía agradecerle a Dios. A veces siento que la gente que nunca ha pasado por algo similar a lo que yo estoy pasando ahorita, no entiende que el hecho de que yo quiera ser mamá no quiere decir que yo sea una ingrata/egoísta que quiere tener un bebé por capricho. Yo quiero ser mamá y que mi esposo y yo podamos añadir un miembro más a mi familia, porque quiero poder vivir esa nueva etapa... al igual que el resto de la gente... y tener una personita a quien cuidar, a quien enseñar... a quien darle mi amor. No es que no aprecie las cosas lindas que ya tengo... pero al mismo tiempo, el tener todas esas cosas lindas y agradecerle a Dios por ellas no implica que yo deba sentirme mal por querer un bebé. No siento que sean excluyentes.

La misa de Loreto resultó ser lindísima. El padre habló muy bonito en su sermón. Si no fuera porque me propuse visitar 50 iglesias distintas, yo seguiría yendo a misa a Loreto los domingos.

Esta noche mi esposo y yo decoraremos nuestro arbolito de navidad, y siguiendo las palabras del padrecito de Loreto, trataré de decorar también mi corazón para hacerlo hermoso para Dios y para la gente que me rodea.

martes, 24 de noviembre de 2009

Semana 3 - Templo Votivo del Sagrado Corazón de Jesús **

Esta iglesia es importante para mí por dos cosas: la primera, porque en esta iglesia hice mi primera comunión a los 9 años, y la segunda, porque en este templo se encuentran las cenizas de mi abuelita materna, a quien quise con toda mi alma.

Mi mamá y yo vivimos con mi abuelita cuando yo estaba en la escuela. Mi mamá tenía que irse a trabajar, pero quedaba tranquila porque sabía que mi abuelita estaba conmigo. Ella me horneó un queque cuando cumplí 7 años, me enseñó a leer, me llevaba a la iglesia a sus reuniones de la Legión de María y fue una mujer que dedicó su vida a dar amor a los demás.

Voy a contarles una historia interesante. Ocurrió una noche en que estaba pasando por uno de mis ataques de "mamitis" severa (no en el sentido de querer atención de mi mamá, sino de querer ser mamá yo misma), luego de que mi abuelita se había ido al cielo. Resulta que tuve un sueño en el que me encontraba con mi abuelita en un playground donde habían unos niños. Era de día y el sol calentaba mi cuerpo en una forma muy placentera. Mi abuelita se acercó a mí y me preguntó que si quería conocerlos. Yo no entendía a qué se refería con esa pregunta. Entonces me dijo: "Venga, venga, para que los conozca!". En ese momento me di cuenta que se refería a los niños que estaban ahí y me invadió un sentimiento maternal. Eran mis hijos! Un niño y una niña. Gemelos! Estaban jugando en el play y yo los pude ver con mis ojos. Recuerdo acercarme a ellos muy despacio y poder abrazarlos. La chiquita tenía dos colitas en el pelo y tanto el chiquito como ella tenían razgos muy familiares en sus caritas. El niño se parecía mucho a mi esposo.

A la mañana siguiente le conté el sueño a mi esposo y se le iluminó la cara. Le conté que nuestro hijo se parecía a él y me preguntó por la chiquita... pero para ese momento yo ya no podía recordar su carita... por más que tratara de concentrarme. Lucía. Ese es el nombre que escogimos para nuestra hija.

Esta experiencia, para una persona con formación de abogada y con un pasado donde este tipo de "contacto" con el más allá ha sido prácticamente nulo, ha sido dificil de aceptar y mucho más dificil de contar en este blog. Lo cierto es que al día de hoy creo firmemente que mi abuelita llegó a mí en sueños para tranquilizarme. Para que supiera que mis hijos estaban ahí y que iban a llegar a mi vida en el momento que Dios considerara que era el adecuado.

Lo único que resta es prepararse para ese día, ser paciente y esperar. Las personas que me conocen saben bien que la paciencia no es una de mis virtudes.

Llegué al Templo Votivo y me senté en una banca que estaba en uno de los costados de la iglesia. La iglesia siempre tan linda y magestuosa como la recordaba. Al final de la misa pasé a visitar la urna de mi abuelita. Como me hubiera gustado llevarle una flores color violeta.

Semana 2 - Iglesia San Rafael Arcángel, Escazú **

Esta semana visité la iglesia a la que pertenezco, es decir, la que se encuentra más cerca de mi casa: la Iglesia San Rafael Arcángel en Escazú.

Era la misa de los niños de los domingos, por lo que pensé que iba a ser una de esas misas eternas que siempre me han aburrido. No obstante, fue todo lo contrario, la misa estuvo animada -me imagino que para captar un poco la atención de los chiquitos y, de paso, la mía también- y muy bien preparada. Vi que a los niños les entregaron un folleto con dibujos del evangelio, que podían pintar luego en sus casas. Ver las imágenes me ayudó mucho a contextualizar la lectura del evangelio de ese día, así como también una pequeña dinámica donde los niños lanzaban unos mantos que les pusieron, que simbolizaban las cosas materiales que a veces nos atan en nuestras vidas.

Le pedí a Dios nuevamente que recordara mi deseo de ser mamá y que me enviara pronto a nuestro hij@.

Semana 1 - Convento Los Laureles ***

Bienvenidos al blog de los anhelos y esperanzas de una mujer que desea ser mamá.

Tengo 35 años y creo que la idea de ser madre entró por primera vez en mi cabeza a los 28. En ese momento yo estaba recién casada, planeando ir con mi esposo a cursar estudios de maestría en los Estados Unidos. Como para mí el matrimonio siempre ha sido sinónimo de familia, donde los hijos juegan un papel preponderante, imaginaba que durante el primer año de matrimonio Dios nos regalaría a mi esposo y a mí el milagro de la concepción y yo volvería a Costa Rica con una panza enorme. Lamentablemente, en los planes de mi esposo no estaba el tener un bebé tan rápido, lo cual nos creó muchísimos conflictos que ya no vale la pena recordar. Nuestro matrimonio terminó a los pocos años y mi posibilidad de ser mamá se veía más lejana que nunca.

Yo creo en los milagros y en las bendiciones que Dios nos manda todos los días. Uno de esos regalos que me envió Dios, fue el haber conocido a mi actual esposo. Con él, Dios me dio una segunda oportunidad de ser feliz en la vida y de compartirla con alguien que me ama y a quien yo amo con todo mi corazón.

Mi esposo y yo tenemos cierto tiempo de hablar sobre la posibilidad de tener una familia, y desde hace 6 meses comenzamos a pedirle a Dios que nos enviara un bebé. El proceso no ha sido fácil y han llegado muchos obstáculos, problemas con mi ovulación e historial médico, una obstrucción de mi marido, por lo que decidí pedirle ayuda a Dios... una vez más... como tantas otras veces lo he hecho en el pasado...

Esta vez, me propuse visitar 50 iglesias en 50 semanas... siendo que las iglesias son la casa de Dios... visitaré 50 de sus casas, rezándoles y pidiéndole que nos envíe (ojalá en el plazo de las 50 semanas) el bebé que tanto anhelamos los dos.

La primera iglesia que visité fue el Convento Los Laureles en Escazú. Fui con el corazón abierto y de rodillas le pedí a Dios, a Jesús, al Espíritu Santo y a la Virgen María que nos honraran con el regalo de la concepción.