domingo, 24 de enero de 2010

Semana 11 - Convento Los Laureles **


Esta semana comencé mi nuevo trabajo. Estuve por tanto tiempo en mi trabajo anterior y luego con mi oficina propia, que ya había olvidado lo que era comenzar un trabajo nuevo... que, de paso, me recordó lo que era comenzar en una nueva escuela. La presión por encajar, por dar una buena primera impresión, por conocer a personas con las que se pueda establecer una amistad... y en el caso del trabajo, la presión de llenar las expectativas de la gente que a uno lo contrató y, sobre todo, de que -en un corto tiempo- la gente se de cuenta que uno sabe de lo que está hablando y que la contribución que uno puede hacer será un valioso aporte para la empresa.

Bueno, mi primera semana estuvo llena de todo esto, pero además, cargada de una cantidad de trabajo que me tuvo más consumida de lo que quisiera. Por dicha mi esposo siempre está ahí para apoyarme y cuando dudé si había tomado la decisión correcta sobre este trabajo, me hizo ver las cosas desde una perspectiva diferente. Creo que tengo que darme tiempo y darle tiempo a mi nuevo trabajo para determinar si voy por el camino correcto. Sí les digo, por el momento, que mi vida es un experimento del día a día...

Nuestro proyecto de bebé sigue en pie... Eso no ha quedado rezagado ni fue sustuido por mi nuevo rol de "big-shot lawyer"... jeje. No creo que sean excluyentes. Conozco a muchas mujeres exitosas que son también mamás exitosas. Es cuestión de encontrar un balance con el que uno se sienta cómodo.
No crean que hice trampa esta semana por ir a misa al Convento Los Laureles, una iglesia que ya había visitado. Lo que pasó es que estoy desde ayer con un dolor de garganta terrible y le pedí a mi esposo que me llevara a misa. Revisamos el misario que aparece en el periódico para ver las misas que había temprano y nos fuimos a la Iglesia de Ciudad Colón. No recuerdo si les había dicho que el misario del periódico está MUY DESACTUALIZADO! Llegamos a misa de 9 y resulta que era a las 8:30 a.m. Como yo me sentía mal, tuvimos que buscar una misa a las 9:30 a.m. y el Convento Los Laureles era la que nos quedaba más cerca. Dios sabe que no fue culpa nuestra y que lo más importante era que asistiéramos a misa (juntos esta vez!); así que no se molestará si no le cambio el nombre a este blog por "49 iglesias en 50 semanas" :)

sábado, 16 de enero de 2010

Semana 10 - Catedral de Alajuela **

Anatomía del proceso de pedir bebé

No crean que se equivocaron de blog. Es 50 iglesias en 50 semanas. Incluí la palabra “anatomía” porque en esta entrada me propongo describir y desmembrar, en cierta forma, la estructura del proceso previo a la concepción. Esto desde una perspectiva enteramente subjetiva, claro está, porque relato un poco de mis vivencias y las vivencias de personas que han experimentado algún tipo de dificultades reproductivas, ya sea porque me lo han contado o porque lo he leído en alguna parte.

Muchas de mis amigas y yo pasamos muchos años cuidándonos de un embarazo no deseado. Tomando pastillas, usando preservativos, recurriendo al ritmo (a una amiga el ritmo la dejó con 4 hermosos bebés, así que no lo recomiendo como método anticonceptivo eficaz!); porque claro, en la juventud y sobre todo antes de casarse, para uno un embarazo era una verdadera catástrofe que tenía que evitarse a toda costa.

Las personas estructuradas y cuadradas como yo, sacamos nuestro título universitario, nos hicimos profesionales, nos casamos y, en algunos casos luego de carro y casa propios, finalmente tomamos la decisión con nuestra pareja de tener un bebé.

Al principio es una emoción total! Dejamos las pastillas para desintoxicarnos unos meses. Vamos al ginecólogo para asegurarnos que todo esté bien. Comenzamos a aplicar las recetas de las abuelas (no la mía, que jamás me habló de este tema!) de contar ciertos días después de la regla y luego tener relaciones cada dos días durante el periodo que más o menos dura la ovulación. Nos dicen que nos pongamos patas arriba luego de hacer el amor… que nos quedemos acostadas y cerremos las piernas para que no se salga la cosa… que nos pongamos, si podemos, una almohada bajo las pompis para ayudar con la gravedad…

Pasan unos días y vamos corriendo a la farmacia a comprar un Acierto para hacernos el examen de embarazo. No marca nada, porque lo usamos mal, y tenemos que salir a la farmacia de nuevo por otro. Esta vez nos tomamos el tiempo para asegurarnos que la orina caiga por 10 segundos en la mecha o, si somos más precavidas, tomamos una muestra de orina en un recipiente y nos esperamos los 3 minutos que dice la prueba. Esos 3 minutos se nos hacen una eternidad y cuando finalmente transcurre el tiempo, vamos emocionadas a ver el resultado: una rayita nada más… es decir, no estamos embarazadas. Pero no importa! Estamos llenas de emoción y esperamos ilusionadas que llegue la siguiente regla para hacerlo todo otra vez.

Luego los meses comienzan a transcurrir y la historia se repite. Ya hemos gastado un platal en Aciertos y hasta tenemos de reserva por cualquier eventualidad. Comienza a aparecer la ansiedad. Volvemos al ginecólogo y nos dice que nos vayamos a la casa y sigamos tratando por lo menos por un año, que es el periodo prudencial que les toma a las parejas el quedar embarazados. Pasan los meses y comenzamos a pensar que hay algo malo con nosotros. Vamos al médico una vez más. Nos manda un montón de exámenes para determinar si tenemos problemas con la ovulación u ovulación irregular, si el conteo de espermatozoides del esposo es normal y si son “perezosos” o no, si tenemos ovarios poliquísticos, trompas de Falopio obstruidas, hasta nos hablan de menopausia prematura y se nos para el pelo. Y ni hablar del tema del reloj biológico y la gente diciéndonos que nos estamos haciendo viejas para ser mamás.

El proceso se torna ahora más mecánico. Dejamos de encender velitas para activar el romance. Y cuidadito está el marido resfriado o de viaje durante los días de la ovulación porque se nos hace un mundo. La regla, que antes era una bendición que viniera porque nos dejaba la conciencia tranquila de que no había un embarazo no deseado de por medio, se convierte en la enemiga número uno. Ya no nos hace tanta gracia ver la ropita de bebé y nunca falta la amiga que llega feliz a contarnos que está embarazada y que, tras de eso, lo logró en el primer intento! No me malinterpreten, no es que no nos alegramos por esa amiga, es sólo que nos duele que en algunos casos no sepan lo afortunadas que son y lo difícil que es para muchas otras.

Finalmente algunas tenemos que acudir a algún tratamiento de fertilidad… pastillas para ovular, hormonas para regular la menstruación, inseminación artificial o, como última vía, fertilización in vitro en el exterior. En las palabras de María Giachino, en su blog “Espacio Nutricio”, un blog muy lindo en el que me inspiré para escribir esta entrada: “Horarios, muestras, inyecciones, nuestra sexualidad mediada, medida y controlada”. Por supuesto que está también el tema de la adopción…

Algunas nos aferramos a la fe en Dios. Rezamos, hacemos cuanta novena nos llegue y volvemos a misa. Recurrimos a homeopatía, meditación, horóscopo chino, feng shui, la dieta de la desintoxicación, dejamos el café, el licor… seguimos cuanta recomendación u ocurrencia nos dé cualquier alma benévola que se cruce en nuestro camino.

En todo este proceso, la parte espiritual ha jugado para mí un papel preponderante. Yo creo firmemente que Dios cubre todas nuestras necesidades, en el momento adecuado. Mi bebé está en el cielo (como el de la imagen de arriba!) y Dios me lo va a enviar cuando sea el momento correcto, ni antes ni después. Sólo hay que tener paciencia y no perder la fe. El escribir este blog también me ha ayudado muchísimo a expresar mis angustias y mis miedos, y el apoyo que he recibido a través de correos y palabras amables ha sido maravilloso.

Creo que es importante lograr canalizar parte de las energías en nuevos proyectos o cosas positivas. Como todo en la vida, existen altibajos. La clave está en lograr disfrutar el viaje, con todas sus curvas, cuestas, brincos y sorpresas.

Esta semana visité la Catedral de Alajuela, que estaba estrenando altar y hasta nuevos frescos en el techo. Me dijeron que cada vez que uno visita una nueva iglesia, puede pedirle a Dios tres deseos. Yo tengo uno. Sin embargo, tengo algunas peticiones de parientes y amigos que estoy incluyendo en mi peregrinaje.

martes, 5 de enero de 2010

Semana 9 - Iglesia de Fatima **

Una montaña rusa es, en esencia, un sistema de rieles con carritos que suben y bajan vertiginosamente, y donde las personas pueden experimentar sensaciones diferentes a través de un viaje lleno de vueltas y sorpresas. Todos nos hemos montado en una y sabemos lo que se siente.

Esta definición no dista mucho de lo que ha sido mi semana. Una montaña rusa emocional.

Me hice un examen de embarazo y salió positivo... más bien "positivo - débil", según constaba en el examen de sangre. "Positivo - débil"? Qué quiere decir eso? Enfocándonos sólo en la primera palabra, mi esposo y yo brincábamos por toda la casa de la felicidad. Qué otra reacción pudimos haber tenido? En todo caso, uno no está "medio embarazado", verdad? Uno lo está o no lo está. Blanco o negro. Al menos así pensábamos.

Mi ginecólogo me recomendó hacerme un examen HCG cualitativo (para determinar talvez qué tan "débil" estaba mi embarazo) y resultó que no estaba embarazada. El resultado de este último examen me lo dieron 18 horas después que el primero... hasta el día siguiente... entonces por 18 horas me envolvió un estado de felicidad plena, estaba brincando en una pata, acariciando mi vientre porque ahí estaba mi bebé, pensando de nuevo en nombres... decoración del cuarto, la reacción de amigos y familiares ante la noticia... Pero luego el resultado del segundo examen me bajó de un solo de aquel éxtasis tan maravilloso y por varias horas vi todo negro... triste... oscuro. Lloré y lloré, hasta que mis lágrimas se entrelazaron con las lágrimas de mi esposo, y cuando pensaba que ya no podía llorar más, lloré de nuevo. Gracias a Dios que nos dio una mente tan poderosa que nos permite cambiar el ánimo y ver la luz de nuevo. Recordé que no puedo perder la esperanza... que este "embarazo bioquímico", como lo llamó el doctor, es sólo una señal de que nuestro bebé está en camino. Un embarazo bioquímico es aquel que sólo puede detectarse a nivel de laboratorio, porque si bien hubo una fecundación, el embarazo no logra desarrollarse totalmente. Confío en que Dios tiene que habernos visto en aquel primer momento a mi esposo y a mí... tan felices, con lágrimas en los ojos, temblando de alegría... deteniéndonos para agradecerle el milagro y el regalo que nos estaba enviando. Él sabe que queremos un bebé y que lo queremos bien... y que cuando llegue estaremos llenos de amor y de gratitud. Espero que Dios se haya conmovido y que quiera ver el "repris" de aquel momento... pero esta vez en serio.

La montaña rusa no termina ahí. Al día siguiente recibí una llamada de un abogado muy reconocido donde me invitaban a incorporarme a su firma de abogados. Un evento totalmente inesperado, que yo no andaba buscando y que a la vez me llenó de ilusión. Dios sabe por qué hace las cosas y cuando cosas tristes pasan, luego llegan bendiciones escondidas e inesperadas cuando uno menos se lo imagina. Creo que es tiempo de enfocarme de nuevo en lo que soy buena y emplear la mente en otra cosa...

Fui a misa de 11:30 a la Iglesia de Fátima y me senté sola en la primera banca. Como llegué de primera, me pidieron que me encargara de recoger la limosna y así lo hice. Por un momento tuve que contener las lágrimas porque esta montaña rusa me ha dejado exhausta. Espero que esta semana que comienza sea menos turbulenta.

viernes, 1 de enero de 2010

Semana 8 - Iglesia de Brasilito **

Nuestra Navidad de este año estuvo decorada de familia, sonrisas, champagne (como no!) y comidas deliciosas. A mi esposo y a mí nos encanta cocinar y entretener, así que poder ofrecer la cena de Navidad en nuestra casa fue para nosotros un honor y un verdadero placer. Tuvimos un error de cálculo con las pechugas de pavo y, al final, tanto mi mamá como nosotros terminamos con pechugas de pavo rellenas para los paseos de fin de año a la playa.

Hemos pasado una semana maravillosa en Playa Conchal... días enteros de descanso frente a la piscina, caminatas por la playa y atardeceres preciosos. La naturaleza nos premió con una esplendorosa luna azul la noche de fin de año (luna azul o "blue moon" se le llama a la segunda luna llena que ocurre en un mismo mes) y pudimos disfrutarla a media noche en toda su majestuosidad, mientras disfrutábamos de los fuegos artificiales desde la playa. Mientras todos, muy joviales, levantábamos nuestras copas emocionados para recibir el año nuevo, mi esposo y yo nos abrazamos y pedimos un deseo para el año venidero.

Como todo año que comienza, me propongo escribir mis propósitos de año nuevo y al final de muchas vueltas, leí los propósitos de una persona muy cercana a mí y terminé robándole más de uno, que logro resumir en los siguientes:

1. Estar siempre agradecida por lo que tengo y por todo lo que Dios me da (este es uno de los propósitos que más me gustan... pero es también de los que más me cuesta recordar en el día a día).

2. Ser más paciente (uuuy... si el primero me cuesta... este no tienen una idea! Pero tengo que aprender a ser menos impaciente y rígida conmigo misma).

3. Hacer ejercicio al menos 3 veces por semana (y si pudiera nadar al menos 2 días, sería maravilloso!).

4. Leer al menos un libro al mes y el periódico en forma diaria.

5. Hacer una receta de cocina nueva cada 15 días.

6. Comenzar a aprender un nuevo idioma.

7. Hacer voluntariado para alguna causa que me guste.

8. Terminar mi trayecto de 50 iglesias en 50 semanas y acercame más a Dios.

Parecen muchos puntos, pero espero lograrlos todos en el 2010 e ir documentádolos a través de este blog.

El sábado a las 5:30 p.m. fui a misa a la iglesita de la comunidad de Brasilito en Guanacaste. Es la iglesia más pequeñita y pobre a la que he ido y a varias personas nos comieron los zancudos. El pobre padre tuvo que comenzar la misa 5 minutos antes, porque tenía misa en Cartagena a las 6:30 y luego otra a las 8 de la noche. Como esta semana se celebra el Día de Reyes, los miembros de la comunidad llevaron chupa-chupas para todos los que asistimos a misa ese día. Me pareció un detalle tan bonito el hecho de que nos dieran ese regalito, como muestra de los obsequios que los reyes magos llevarón al Niño Jesús, y particularmente que fuera en esa iglesia de esa comunidad tan pobre donde me dieran un obsequio que jamás he recibido en otras iglesias de comunidades más grandes y adineradas.

Unos amigos me sugirieron que comenzara a hacer una especie de "rating" de las iglesias que visito. No sé qué tan correcto sea ponerle una nota a una misa y una iglesia, pero me pareció interesante... así que lo comenzaré a hacer y lo incluiré en el título de cada entrada de blog. La escala que utilizaré es la siguiente:

***: Excelente
**: Buena
*: Regular

Semana 7 - Iglesia San Miguel de Escazú **

Semana de carreras... comprar regalos de navidad, preparar menú y terminar trabajos de la oficina.Encender última velita de la corona de adviento. Almorzar con amigas y descubrir cosas nuevas que nos unen... a veces no es uno el que busca sino el buscado... es lindo saberlo.

Visité la Iglesia de San Miguel de Escazú y me preparé para esperar la Navidad con mi familia.