sábado, 16 de enero de 2010

Semana 10 - Catedral de Alajuela **

Anatomía del proceso de pedir bebé

No crean que se equivocaron de blog. Es 50 iglesias en 50 semanas. Incluí la palabra “anatomía” porque en esta entrada me propongo describir y desmembrar, en cierta forma, la estructura del proceso previo a la concepción. Esto desde una perspectiva enteramente subjetiva, claro está, porque relato un poco de mis vivencias y las vivencias de personas que han experimentado algún tipo de dificultades reproductivas, ya sea porque me lo han contado o porque lo he leído en alguna parte.

Muchas de mis amigas y yo pasamos muchos años cuidándonos de un embarazo no deseado. Tomando pastillas, usando preservativos, recurriendo al ritmo (a una amiga el ritmo la dejó con 4 hermosos bebés, así que no lo recomiendo como método anticonceptivo eficaz!); porque claro, en la juventud y sobre todo antes de casarse, para uno un embarazo era una verdadera catástrofe que tenía que evitarse a toda costa.

Las personas estructuradas y cuadradas como yo, sacamos nuestro título universitario, nos hicimos profesionales, nos casamos y, en algunos casos luego de carro y casa propios, finalmente tomamos la decisión con nuestra pareja de tener un bebé.

Al principio es una emoción total! Dejamos las pastillas para desintoxicarnos unos meses. Vamos al ginecólogo para asegurarnos que todo esté bien. Comenzamos a aplicar las recetas de las abuelas (no la mía, que jamás me habló de este tema!) de contar ciertos días después de la regla y luego tener relaciones cada dos días durante el periodo que más o menos dura la ovulación. Nos dicen que nos pongamos patas arriba luego de hacer el amor… que nos quedemos acostadas y cerremos las piernas para que no se salga la cosa… que nos pongamos, si podemos, una almohada bajo las pompis para ayudar con la gravedad…

Pasan unos días y vamos corriendo a la farmacia a comprar un Acierto para hacernos el examen de embarazo. No marca nada, porque lo usamos mal, y tenemos que salir a la farmacia de nuevo por otro. Esta vez nos tomamos el tiempo para asegurarnos que la orina caiga por 10 segundos en la mecha o, si somos más precavidas, tomamos una muestra de orina en un recipiente y nos esperamos los 3 minutos que dice la prueba. Esos 3 minutos se nos hacen una eternidad y cuando finalmente transcurre el tiempo, vamos emocionadas a ver el resultado: una rayita nada más… es decir, no estamos embarazadas. Pero no importa! Estamos llenas de emoción y esperamos ilusionadas que llegue la siguiente regla para hacerlo todo otra vez.

Luego los meses comienzan a transcurrir y la historia se repite. Ya hemos gastado un platal en Aciertos y hasta tenemos de reserva por cualquier eventualidad. Comienza a aparecer la ansiedad. Volvemos al ginecólogo y nos dice que nos vayamos a la casa y sigamos tratando por lo menos por un año, que es el periodo prudencial que les toma a las parejas el quedar embarazados. Pasan los meses y comenzamos a pensar que hay algo malo con nosotros. Vamos al médico una vez más. Nos manda un montón de exámenes para determinar si tenemos problemas con la ovulación u ovulación irregular, si el conteo de espermatozoides del esposo es normal y si son “perezosos” o no, si tenemos ovarios poliquísticos, trompas de Falopio obstruidas, hasta nos hablan de menopausia prematura y se nos para el pelo. Y ni hablar del tema del reloj biológico y la gente diciéndonos que nos estamos haciendo viejas para ser mamás.

El proceso se torna ahora más mecánico. Dejamos de encender velitas para activar el romance. Y cuidadito está el marido resfriado o de viaje durante los días de la ovulación porque se nos hace un mundo. La regla, que antes era una bendición que viniera porque nos dejaba la conciencia tranquila de que no había un embarazo no deseado de por medio, se convierte en la enemiga número uno. Ya no nos hace tanta gracia ver la ropita de bebé y nunca falta la amiga que llega feliz a contarnos que está embarazada y que, tras de eso, lo logró en el primer intento! No me malinterpreten, no es que no nos alegramos por esa amiga, es sólo que nos duele que en algunos casos no sepan lo afortunadas que son y lo difícil que es para muchas otras.

Finalmente algunas tenemos que acudir a algún tratamiento de fertilidad… pastillas para ovular, hormonas para regular la menstruación, inseminación artificial o, como última vía, fertilización in vitro en el exterior. En las palabras de María Giachino, en su blog “Espacio Nutricio”, un blog muy lindo en el que me inspiré para escribir esta entrada: “Horarios, muestras, inyecciones, nuestra sexualidad mediada, medida y controlada”. Por supuesto que está también el tema de la adopción…

Algunas nos aferramos a la fe en Dios. Rezamos, hacemos cuanta novena nos llegue y volvemos a misa. Recurrimos a homeopatía, meditación, horóscopo chino, feng shui, la dieta de la desintoxicación, dejamos el café, el licor… seguimos cuanta recomendación u ocurrencia nos dé cualquier alma benévola que se cruce en nuestro camino.

En todo este proceso, la parte espiritual ha jugado para mí un papel preponderante. Yo creo firmemente que Dios cubre todas nuestras necesidades, en el momento adecuado. Mi bebé está en el cielo (como el de la imagen de arriba!) y Dios me lo va a enviar cuando sea el momento correcto, ni antes ni después. Sólo hay que tener paciencia y no perder la fe. El escribir este blog también me ha ayudado muchísimo a expresar mis angustias y mis miedos, y el apoyo que he recibido a través de correos y palabras amables ha sido maravilloso.

Creo que es importante lograr canalizar parte de las energías en nuevos proyectos o cosas positivas. Como todo en la vida, existen altibajos. La clave está en lograr disfrutar el viaje, con todas sus curvas, cuestas, brincos y sorpresas.

Esta semana visité la Catedral de Alajuela, que estaba estrenando altar y hasta nuevos frescos en el techo. Me dijeron que cada vez que uno visita una nueva iglesia, puede pedirle a Dios tres deseos. Yo tengo uno. Sin embargo, tengo algunas peticiones de parientes y amigos que estoy incluyendo en mi peregrinaje.

4 comentarios:

  1. Como le he contado a otras amigas que pasan por algo similar, me gusta mucho la canción de Silvio Rodríguez que se llama "Solo el Amor". En una de sus partes dice: "Debes amar el tiempo de los intentos". Qué la ansiedad por concebir no te impida disfrutar esta etapa de intentos, porque finalmente el logro o el éxito es sólo un instante, mientras que los intentos llenan el 99% de nuestra vida. Cuando estés con tu bebé en brazos, viendo hacia atrás verás que está etapa también es linda. Y ojo que no hablo sin experiencia es tales rollos.

    ResponderEliminar
  2. Muy bonito e interesante lo que comenta Tatiana y es muy cierto. De momento, cuando uno está en la etapa de intentos por aquí y por allá, se genera un fuerte desgaste emocional. Cuando se alcanza el deseado y añorado anhelo de tener un bb, uno vuelve la vista atrás y mira todo lo que pasó, todo lo que se sufrió y se luchó, pero que valió en un 100% cada una de las lágrimas, de los intentos fallidos, de las noticias a medias... todos y cada uno de esos procesos conllevan un enriquecimiento personal y espiritual. Puede que ahora te sintás como en un impass, por lo que pasaste recientemente y también por tu nueva meta profesional, no te quitarán el impulso,el amor y el deseo de tener a bb. Como bien lo digiste en el blog, está con Diosito esperando el momento adecuado para que pueda arrullarse en tu vientre y darles mil y una alegrías. Es cuestión de tener fe y agradecer, aunque a veces cuesta y se está lleno de dudas, pero la fe es la que te mantendrá en pie siguiendo tu peregrinar, mientras que bb seguirá muy de cerca tu avance hasta que llegue el momento en que se anide en tu cuerpo y en tu corazón. Gracias por abrir tu corazón. Siempre me conmueve mucho lo que escribís y me sirve de mucha lección para mi, para mi vida y lo que significa el milagro de traer vida. Que Dios te bendiga, adelante peregrina!!

    ResponderEliminar
  3. Taaaaatiiiiiiii!!!!!! Te extraño tanto!!! Extraño nuestras terapias del lunes en la mañana... nuestras conversaciones "profundas" y no tan profundas con una taza de café... nuestra adiccion compartida al complejo nervioso... pero sobre todo, extraño poder hablar diariamente con mi nueva amiga! :(

    Estoy tan agradecida con Dios porque siento que fuiste un angel que me mandó para que me ayudaras en un momento difícil en mi vida! TQ montones amiga y me alegro mucho de que nos hayamos reencontrado :)

    ResponderEliminar
  4. Pao, vieras lo que me conmueven a mí las palabras que me escribís. No sabía que escribías tan lindo y que eras tan buena escuchando (en este caso... leyendo!) y aconsejando!!! Si lo hubiera sabido, te hubiera atacado hace años... jajaja.

    Muchas gracias de nuevo por tu apoyo y, si podés, tratá de dormir mucho para que luego me contés tus sueños de mi pancita y me alegrés el día.

    ResponderEliminar