Semana 46 - Capilla Nuestra Señora del Rosario (Pinares) ***

En las palabras del Cura Párroco de Curridabat, Pbro. Juan Bautista Corrales Mora: "A lo largo de nuestra vida se nos ha dado más de lo que podemos pensar: el don de la vida, la inteligencia, el amor, la paz, la misericordia, el perdón."

Dios nos ha dado tanto a cada uno de nosotros, muchas cosas que a veces no sabemos valorar y no es hasta el momento en que estamos en riesgo de perderlas que nos damos cuenta lo importante que son para nosotros. Pero no es sólo lo que Dios nos ha dado hasta el día de hoy. El regalo de amor de Dios es mucho más que eso. La promesa de amor de Dios es que todo lo que pidamos nos será dado... si lo pedimos con fe.

Muchas veces esto de pedir con fe no es tan fácil de hacer ni de explicar. Y la parte de agradecer tampoco. Muchos podemos sentir que creemos en Dios... y que creemos en su amor... pero a la hora de pedir, nos da mucho miedo y nuestra fe se pone a prueba. Asimismo, muchas veces vamos corriendo a la iglesia cuando estamos pasando un momento difícil y le pedimos a Dios que nos ayude. Y cuando esa ayuda llega, brincamos de alegría, pero no siempre nos detenemos un momento a agradecerle a Dios aquel regalo... aquel milagro... aquella bendición.

Es como dice la lectura del evangelio de hoy, donde un grupo de leprosos le pide a Jesús qe tenga compasión de ellos. Jesús, sin tan siquiera sentarse con ellos, tomarles la mano o hacerles una oración, les dice simplemente: "Id a presentaros a los sacerdotes". Esto último porque, según el Padre de la Capilla de Pinares explicó el día de hoy, eran en ese tiempo únicamente los sacerdotes quienes podían determinar si un leproso estaba curado o no. Y cuenta el relato que mientras los leprosos iban de camino, quedaron limpios; entonces uno de ellos -que era samaritano (por cierto, un lindo nombre para un bloggero... en caso que alguien quiera comenzar a escribir un blog)- se volvió alabando a Dios y se echó a los pies de Jesús, dándole gracias.

Jesús se preguntó entonces que si los otros nueve habían quedado curados también, ¿por qué no habían vuelto para dar gloria a Dios?; y le dijo al samaritano: "Levántate, vete; tu fe te ha salvado".

Yo quiero tener siempre un corazón agradecido. Que mi corazón y mis acciones le inspiren a otros cosas bonitas. Que ese corazón que Dios me dio, llene de amor mi hogar y mi familia. Que ese amor sea tan grande que incluso pueda llegar a derramarse sobre las personas que quiero y demás gente que me rodea. Porque ese amor viene de mi corazón... y mi corazón viene de Dios... y sólo de Él.

Gracias Diosito por todas las bendiciones que sigues derramando cada día sobre esta Peregrina.